El cine de terror japonés ha sabido mantener su esencia a lo largo de los años, con historias que priorizan la tensión psicológica sobre los simples sobresaltos. La Maldición de Sayuri, dirigida por Koji Shiraishi, es un claro ejemplo de este estilo, apostando por una atmósfera inquietante y una historia de terror tradicional pero efectiva. ¿Qué nos pareció esta película traída por Konnichiwa Festival? Aquí te lo contamos en esta Digital Review.

Una casa maldita y un espíritu vengativo
La trama nos presenta a la familia Kamiki, quienes finalmente logran cumplir su sueño de comprar una casa propia en las afueras de Tokio. Al principio, todo parece perfecto: un vecindario tranquilo, una casa espaciosa y la sensación de un nuevo comienzo. Pero esa tranquilidad se ve rápidamente interrumpida cuando extraños sucesos comienzan a manifestarse. Sombras que se mueven en los rincones, susurros en la madrugada y la inquietante presencia de una niña que aparece en los espejos.

El misterio se intensifica cuando la hija menor, Yui, empieza a hablar con una presencia invisible. Al investigar, la familia descubre que la casa tiene un oscuro pasado relacionado con Sayuri, una niña que sufrió una muerte trágica y cuyo espíritu sigue atrapado en busca de venganza. Lo que empieza como pequeños incidentes paranormales pronto se convierte en una pesadilla aterradora, donde la familia debe enfrentarse a una maldición que no parece tener escapatoria.

Terror que se siente en la piel
Desde los primeros minutos, La Maldición de Sayuri establece un tono de tensión constante. No se trata de una película que te asuste con sobresaltos gratuitos, sino de una que te envuelve poco a poco en una atmósfera de angustia. El sonido juega un papel fundamental en esto: los ruidos sutiles, los silencios incómodos y los susurros le dan al espectador la sensación de que algo acecha en cada rincón.

La dirección de Koji Shiraishi es precisa, con encuadres que sugieren más de lo que muestran, permitiendo que la imaginación haga su trabajo. Los momentos más aterradores no siempre están en lo que se ve, sino en lo que se insinúa. La presencia de Sayuri es escalofriante, con apariciones que logran ponerte los pelos de punta sin necesidad de efectos exagerados.

Lo bueno y lo no tan bueno
Uno de los puntos más fuertes de la película es su capacidad para generar incomodidad. No hay un minuto en el que la familia Kamiki (y el espectador) pueda sentirse segura. Además, la historia, aunque sencilla, está bien llevada, con revelaciones que mantienen el interés hasta el final.

Sin embargo, la película también tiene sus debilidades. La trama sigue muchos de los patrones clásicos del terror japonés, por lo que si eres fan del género, puede que algunas situaciones te resulten predecibles. Además, los personajes no están tan desarrollados como podrían, lo que hace que algunas de sus decisiones no generen tanto impacto emocional como deberían.

¿Vale la pena verla?
Si eres amante del J-horror, La Maldición de Sayuri es una película que definitivamente deberías ver. Su atmósfera inquietante, el excelente uso del sonido y la dirección efectiva de Koji Shiraishi la convierten en una experiencia de terror inmersiva. No reinventa el género, pero lo ejecuta con maestría, por lo que es un ‘must’ para los fanáticos del cine de terror y más ahora que estará disponible a partir del 27 de febrero en Cinépolis.

📊 Calificación final: 8/10