ELDEN RING, la esperada y muy anticipada nueva aventura creada desde la mente de Hidetaka Miyazaki, finalmente llegará a consolas y PC en un par de días, sin embargo hemos tenido oportunidad de ponerle las manos encima anticipadamente para poder traerles esta reseña, luego de varias horas de haber viajado, fracasado, llorado (de coraje) y finalmente triunfado en varias ocasiones también. ¿Qué nos pareció entonces la nueva obra de From Software? Aquí mismo te lo contamos.
ELDEN RING, para muchos, representa una evolución bastante considerable para el género “soulslike” creado por el mismo Miyazaki, quien en 2009 nos dio una lección sobre cómo se deben crear los videojuegos, convirtiéndolos en un verdadero reto por superar, que acompañado de aprendizaje y tolerancia al fracaso, lograba conquistar al público japonés para posteriormente arribar a nuestro lado del charco. La fórmula, a pesar de ser sencilla en sus mecánicas, también se tornaba en algo muy complejo al intentar dominarlas, ya que el diseño de niveles, enemigos y jefes nos obligaba prácticamente a volvernos expertos en cada uno de sus apartados.
Con ELDEN RING, From Software vuelve a la carga luego de casi tres años, tras una tercera entrega de Dark Souls que finalmente no fue tan del agrado de los fanáticos, sobre todo después de la gran lección de maestría dejada por Bloodborne en PS4 y Sekiro. Con esto en mente, el equipo de desarrollo del estudio japonés ha puesto manos a la obra, intentando recobrar la esencia que los hiciera populares y añadiendo elementos de mundo abierto para imponer un nuevo estándar a estos títulos y haciendo realidad el sueño de un montón de jugadores, que esperaban con ansias poder explorar un universo como este sin ningún tipo de restricción, y esto es lo que nos dieron.
Si bien desde su primer anuncio hace ya algunos ayeres resultaba incierto el rumbo que se tomaría para esta entrega, que por supuesto no es una secuela, pero persigue muchos – si no es que todos- los pilares de juegos anteriores, desde Demon’s Souls, pasando por Dark Souls y terminando con el ya mencionado Bloodborne, sin embargo, ELDEN RING toma todos aquellos elementos que han gustado y enganchado a tantos millones de personas en la última década para potenciarlos con un excepcional mundo a tu disposición, además de una narrativa compleja que va más allá del “lore” en descripciones de ítems, para contarnos una historia a través de personajes que claramente se ven influenciados por la mano de George R.R. Martin (escritor de Game of Thrones).
Claro está que para no variar, el comienzo en esta aventura estará lleno de fracasos, muerte, destrucción y una sensación de confusión como no podría ser de otra forma. La misión que tenemos en mente a pesar de resultar sencilla de comprender, al aparecer por primera vez fuera de la acostumbrada “caverna” en la que todo arranca, seguramente no sabrás qué hacer o dónde ir y de ahí radica mucha de la magia del título, ya que -literalmente- lo puedes ir completando como se te antoje. Claro está, existen NPC que en ocasiones te dan pistas para saber hacia dónde dirigirte, el 90% del tiempo no te va a quedar de otra que ponerte a explorar en búsqueda de respuestas y otras amenazas.
He de confesar que de inicio me costó mucho trabajo adaptarme a ELDEN RING, sobre todo considerando que venía de un impresionante juego como es Horizon: Forbidden West y no lo digo solo porque ambos son de mundo abierto o por el esquema de controles, sino que el estilo de arte es confusamente muy distinto y me sentía un poco retraído ante la obra de From Software y Bandai Namco. Además de eso, en este videojuego las principales fallas que encontré recaen en el apartado técnico, sobre todo tomando en cuenta las drásticas caídas de FPS que tiene (aún en modo rendimiento) y los numerosos pop-ups de texturas que me incomodaban por doquier. No obstante, con el paso de las horas fui comprendiendo que la magia no estaba precisamente en este apartado, sino en el resto de elementos que lo componen.
Y es que verdaderamente esta “secuela espiritual” logra conjuntar un montón de elementos -ahora clásicos- en una sinfonía audiovisual como pocas, que gracias a su ambientación medieval / oscura y la interpretación bizarra tan acostumbrada de Miyazaki, nos pone ante los pies de un héroe poco convencional al que puedes caracterizar como se te antoje, sin exagerar. Además, conforme van pasando las horas, el abrumador mundo de ELDEN RING te va acogiendo poco a poco, hasta hacerte sentir parte de él.
Jugablemente hay poco que decir y no porque no lo merezca, pero las bases del videojuego están tan bien cimentadas que no se puede agregar demasiado a lo que seguramente ya has visto. Los controles básicos siguen ahí, la barra de stamina sigue jugando un papel fundamental, esquivar, bloquear y atacar en el momento adecuado representan el fundamento del éxito; a todo esto se añaden mecánicas de salto, que por cierto fue de mis favoritas, ya que con ella puedes iniciar combates con ventaja al efectuar un poderoso ataque aéreo y todo ello, en ocasiones con tintes mágicos que irás desbloqueando al subir de nivel.
De igual forma, es muy grato que a pesar de que la dificultad sigue intacta y los corajes no van a faltar, ELDEN RING también tiene el comienzo más amigable para las nuevas personas que entrarán a este género gracias al hype que seguramente estará generando y que de por sí ya viene arrastrando desde hace meses. Además existen más puntos de “guardado” conocidos como zonas de gracia, donde podrás descansar, recuperar vida y pociones, si es que aceptas el pago de ver a todos los enemigos que habías derrotado reviviendo tras ese pequeño momento de paz.
Así pues, ELDEN RING consigue entregar todo lo prometido y más, con un mundo vasto por recorrer, a pie o en la montadura ya vista en trailers y en la que también podrás combatir (a menor escala), un estilo de arte único, que claramente tiene la firma de From Software y el genio Hidetaka Miyazaki. La música es sublime, el combate es retador y la historia de fondo le añade ese punto extra que sus antecesores no tenían, convirtiéndolo ya desde este momento en uno de los mejores juegos del año y un clásico instantáneo que se elevará como estandarte de la industria por muchos años. Una obra maestra que debes jugar para así valorar las recaídas que la vida te da, para luego de eso superarte y triunfar.
Nota: esta reseña fue elaborada gracias a un código enviado por Bandai Namco en PS5.