En una sociedad donde la carne siempre será el ingrediente principal para la belleza y el estatus, sólo el tiempo la podrá poner en su lugar hasta su putrefacción.

Son contadas con los dedos aquellas películas que logran dejarte en “shock” al salir de la sala de cine, expresado en el momento en que no logras pronunciar una sola palabra o siquiera poner una expresión en tu rostro, ver de frente a tu acompañante, pero entendiendo lo que también siente. Esto fue tal cual lo que ocurrió al terminar de ver “La sustancia”.

Es cruda, enajenante, cruel, triste y, a su vez, hermosa.

¿Te imaginas tener una mejor versión de ti, más joven, más hermosa, más perfecta? Esta tentadora pregunta le llega a Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una actriz que ronda los 50 años, en el peor momento de su vida:
El punto más alto de su carrera ha terminado, la corren de su trabajo por su edad, tiene un accidente y encima sobrevive, todo en su cumpleaños.

La obsesión por querer regresar a esos años maravillosos termina por animar a Elisabeth a probar “la sustancia“, una droga fosforescente que desbloquea tu ADN y promete hacer realidad todo lo que nuestra protagonista busca.
Solo hay que seguir al pie de la letra estas tres reglas:

  1. Actívate una vez
  2. Estabilízate diariamente
  3. Cambia cada 7 días

SIN EXCEPCIONES


Todo parece sencillo, sin embargo, la tentación y la ambición terminan por doblegar a Sparkle, lo cual comienza a desatar una serie de circunstancias desfavorables en su cuerpo hasta llegar al borde de lo aberrante, realmente aberrante.

Es ahí cuando lo que parecía una película superficial, sobre el glamour, las drogas y las alucinaciones, se convierte en un filme que critica de una manera severa, absurda y grotesca la percepción de la belleza y la estética al más puro estilo del “body horror“, un subgénero cinematográfico que se había mantenido aún en lo “underground” y se utilizaba medianamente como recurso para causar incomodidad en momentos breves.

Un cambio sumamente radical que impresionará a todo aquel que la vea, pues posee un potencial gráfico excepcional, cuyas escenas se ven favorecidas con “close ups” y ASMR que provocan planos inmersivos y en ocasiones repulsivos.
La gran mayoría enfocados en muchas versiones de la carne, como platillos atascados de comida, la ingesta de estos de forma asquerosa, hasta el propio cuerpo humano con las arrugas, manchas y deformidades de un cuerpo viejo; un cuerpo contorneado, firme y suave de uno joven; pero también el de uno tosco, grumoso y viscoso como un cúmulo de células cancerosas cual albóndigas de grandes dimensiones.

Algo que de verdad se agradece en una cinta es que sus trailers no revelen tanto de la trama y, si bien “la sustancia” lo hace de forma espléndida, también crea incertidumbre de cómo es que parecen haber dos protagonistas en la película, solo te puedo decir que son tal cual el mismo personaje: Demi Moore como “Elisabeth Sparkle” y su seudónimo de “Sue” con la actuación de Margaret Qualley. Actrices que desempeñan su papel de manera perfecta, siendo Demi Moore quien me atrevería a decir que hace el mejor papel de su carrera.

Logras ver practicamente todas las facetas en Demi, como su entusiasmo y alegría por hacer lo que a Elisabeth le gusta, lo que la derrumba, la ira, la impotencia, su lado vengativo, etc. Todos esos sentimientos con los cuales empatizas al verla, a grado de identificarte en muchos momentos y sobre todo compadecerla y sentir lástima por ella. Demi Moore es perfecta.

Por otro lado con Qualley puedes ver lo extravagante, lo bello, el lujo y todo lo que atrae un cuerpo atractivo, así como también lo egoísta.

De esta forma, ver a cualquiera de ellas se vuelve una experiencia emocionante, de forma que no existe un punto bajo en el filme, haciendo sentir que su duración es mucho más prolongada de lo que es, a pesar de sus 140 minutos, lo cual se agradece infinitamente.

Coincidiré con muchos en que no cualquiera podría tolerar la cinta por ser tan explícita, como dicen “hay que tener mucho estómago” para ver muchas de sus escenas, así que hay tres opciones: o te da hambre o te dan ganas de devolver tu almuerzo o, como pareció suceder en la sala de cine, dejar tus palomitas y nachos por la repulsión que te pueda provocar.

Si bien todo lo anterior parece describir a la película perfecta, si creo que hay algunas cosas un poco innecesarias, como por ejemplo el enfoque excesivo a las nalgas o los senos, que bien podrían justificarse por ser las partes del cuerpo a las que muchos le dan importancia y de las que la trama igual critica.

Cabe mencionar que la película ha sido galardonada con el premio al mejor guión en el Festival de Cannes de este año, el cual también posee una similitud con la novela “El retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde, que en conjunto con el excepcional trabajo de la Directora Coralie Fargeat, logran crear esta hermosa aberración cinematográfica.

En conclusión:
“La sustancia” es una crítica dura y repulsiva de la obsesión hedonista de la sociedad por la belleza de forma despiadada, una obra maestra del “horror corporal”.

“La sustancia” llegará a cines el 19 de septiembre

⭐⭐⭐⭐⭐

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