Acción estilizada, coreografías impecables y un universo que se expande con fuerza.
Bailarina, la nueva entrega dentro del universo John Wick, protagonizada por Ana de Armas, es una de las sorpresas más contundentes del año en cine de acción.

Una historia de venganza… que sí funciona
Sí, el argumento de Bailarina es todo lo que esperarías: una historia de venganza con motivaciones personales, traumas del pasado y una protagonista que lo ha perdido todo.
Y aunque suene a “ya visto”, la película logra darle frescura gracias a su ejecución estilística y emocional. El cliché se siente bien usado, como una base firme para construir algo visualmente impactante.

Ana de Armas: letal, elegante y emocional
Ana de Armas demuestra que está lista para liderar su propia franquicia de acción. Desde el primer momento, su actuación combina fuerza física con una intensidad emocional muy real.
No es solo una asesina imparable: es un personaje con heridas, conflictos y determinación. Su presencia es magnética, y cada escena de combate está cargada de intención.
Las secuencias de acción —coreografiadas con un nivel casi quirúrgico— tienen un ritmo impecable. Nada se siente improvisado o caótico: todo está medido, y eso se agradece. Si te encantaron las peleas cuerpo a cuerpo y los tiroteos estilizados de John Wick, aquí vas a encontrar más de eso… pero con un toque único.

Un universo que se expande sin perder el estilo
Uno de los mayores aciertos de Bailarina es cómo se integra dentro del universo Wick sin depender completamente de él. Aparecen lugares conocidos, hay reglas que ya entendemos (como los hoteles para asesinos y los códigos de honor), pero Bailarina se siente como una historia autónoma con identidad propia.
Y sí, Keanu Reeves aparece como John Wick. ¿Era necesario? No. ¿Está bien usado? Totalmente.
Su cameo no roba cámara, no opaca a Ana de Armas, y más bien funciona como un detalle extra que conecta los puntos del universo sin forzar nada. Un fanservice bien aplicado

Lo mejor: acción brutal con alma
La dirección de Len Wiseman apuesta por la acción cruda, visualmente cuidada, con un tono que mezcla lo elegante con lo visceral.
Hay momentos de tensión real, secuencias que te dejan sin aliento y una banda sonora que acompaña perfectamente el tono oscuro y estilizado del filme.
Bailarina no busca reinventar el género, pero sí lo ejecuta con una precisión que pocas películas logran. Y lo hace con una protagonista que no solo sobrevive en este mundo… domina.

Veredicto final:
Un viaje de venganza estilizado, intenso y muy bien ejecutado.
Ana de Armas deslumbra en una película que, aunque parte de una fórmula conocida, logra destacarse por su estilo visual, la brutalidad de sus peleas y la solidez de su protagonista.
El universo de John Wick no solo está vivo: sigue creciendo, y Bailarina es la mejor prueba de ello.