Después del épico cierre que representó La Forma Final, Bungie tenía la difícil tarea de volver a capturar nuestra atención sin caer en lo repetitivo o forzado. La respuesta llegó con Los Confines del Destino, la primera gran expansión del llamado Año de la Profecía. Y aunque ofrece una campaña sólida, nuevas mecánicas bastante creativas y una atmósfera diferente, también deja claro que Destiny 2 está en una etapa donde cada nuevo paso se siente igual de emocionante que agotador.

Bienvenidos a Kepler: donde el espacio se dobla y la lógica se tuerce
La gran estrella de esta expansión es Kepler, un planetoide sostenido por un agujero negro, rodeado por materia oscura, portales y anomalías gravitacionales. Visualmente es una joya: los escenarios se sienten surrealistas, etéreos, incluso claustrofóbicos por momentos, como si el mismo espacio te observara. Y lo mejor es que no solo es un fondo bonito, sino un mapa con identidad, lleno de secretos, cofres, zonas ocultas y una narrativa ambiental que te invita a explorar.
Narrativamente, el llamado de los Nueve y el regreso de Ikora Rey le dan a la historia un aire de misterio cósmico. Y el personaje de Lodi, aunque aún se mantiene en las sombras, es un añadido intrigante que probablemente tendrá más peso en los próximos episodios. La campaña principal te llevará alrededor de 10 a 12 horas si vas a tu ritmo, sin contar los desafíos extra, actividades secundarias ni el contenido endgame que se desbloquea después.

Las nuevas habilidades: ingeniosas, pero excesivas
Una de las grandes apuestas de Los Confines del Destino son las nuevas herramientas de movilidad y resolución de puzzles. Entre ellas, la Chispa de materia (que convierte al guardián en una especie de esfera energética), el Relocator Cannon (que crea portales entre zonas) y el Conversor de materia (que altera elementos del entorno como hongos y plataformas).
En papel suenan espectaculares, y en la práctica… también lo son. La primera vez que resuelves un puzzle usando estas mecánicas te sientes como un genio intergaláctico. El problema es que todo Kepler gira en torno a ellas, y tras varias horas de forzarte a usar las mismas habilidades una y otra vez, la frescura se empieza a diluir. Hubiera sido más sabio limitar su uso a ciertas misiones o dungeons específicos, donde realmente brillaran sin llegar a saturar.

Los enemigos: nuevos modelos, viejas sensaciones
Hay una nueva facción de enemigos relacionados con la materia oscura y la distorsión gravitacional. Su diseño es aceptable, con animaciones fluidas y ataques llamativos. Sin embargo, no hay forma de ignorar que la sensación general es de déjà vu. La IA y los patrones de combate siguen el mismo molde que llevamos viendo por años. Es como si Bungie cambiara el disfraz, pero no al actor debajo.
Esto también se nota en los jefes. Visualmente imponentes, sí, pero mecánicamente simples. No hay combates que realmente se te queden grabados por su reto o creatividad. Cumplen su función, pero dejan con ganas de algo más.
Eso sí, la misión final (sin spoilear) integra de buena manera todas las mecánicas conocidas para ofrecer un trayecto bastante satisfactorio que realmente funciona como examen final para todol visto y aprendido durante nuestro paso por Kepler.

Lo mejor: los puzzles y la ambientación
Uno de los grandes aciertos de esta expansión está en los momentos más tranquilos. Los acertijos que combinan movilidad, cambios de perspectiva, activación de mecanismos y juego en equipo son realmente entretenidos. Se nota que hubo un esfuerzo por hacer que cada espacio de Kepler tenga algo que decir o esconder.
Además, el nuevo sistema de acceso a actividades mediante un portal central es una mejora de calidad de vida muy agradecida, que agiliza mucho el farmeo y la organización del contenido.

Sistema de progresión y loot: más flexible, pero sigue requiriendo grindeo
La introducción de Armadura 3.0 añade una capa interesante a la construcción de builds. Puedes obtener bonificaciones por conjunto, efectos de set, y hay combinaciones muy rotas si sabes cómo usarlas. También regresan las armas excepcionales, con algunas joyitas como el Pico Gravitatorio, el sniper Terrae Plus Ultra, o el rifle Tercera Iteración, que premia precisión con invisibilidad y explosiones.
Eso sí, sigue existiendo esa barrera típica de Destiny: si no tienes tiempo (o equipo), puede volverse una carrera cuesta arriba para desbloquear todo lo bueno.

Incursión: “El Desierto Perpetuo”
La nueva raid acaba de lanzarse y, aunque aún no hemos podido completarla, luce prometedora. Se desarrolla en una dimensión alterna desértica y parece tener mecánicas más narrativas y exploratorias. Solo queda cruzar los dedos para que tengas escuadra con la que entrar, porque si no, prepárate para sudar con LFG o sufrir con randoms.
Además, Bungie volvió a aplicar su estrategia de recompensas físicas: si completas ciertos desafíos antes de tiempo, desbloqueas acceso a una chamarra, una bandolera o pines exclusivos en la Bungie Store.

Un nuevo modelo de contenido
Algo importante a destacar es que Bungie ha cambiado el modelo anual: ahora habrá dos expansiones pagadas y dos grandes actualizaciones gratuitas por año. Los Confines del Destino es la primera, y en septiembre llegará Hierro y Ceniza como contenido gratuito, seguido de Los Desertores en diciembre.
Este enfoque puede revitalizar el juego… si logran mantener la calidad y evitar que el contenido gratuito se sienta como simple relleno.

Veredicto final
Destiny 2: Los Confines del Destino no revoluciona el juego, pero sí ofrece una campaña interesante, una ambientación espectacular y mecánicas lo suficientemente frescas como para justificar su existencia. Las nuevas habilidades son divertidas pero cansan por sobreuso, los enemigos no sorprenden y los jefes no impresionan. Aun así, es una expansión sólida, ideal para quienes buscan sumergirse de nuevo en el universo de los guardianes.
Si eres fan, te la vas a pasar bien. Si eres nuevo, quizá no sea el mejor punto de entrada. Pero si lo que quieres es un mundo extraño, puzzles creativos, loot jugoso y muchas horas por delante, Kepler te espera con los brazos abiertos (y los portales abiertos también).
