Después de años de incertidumbre, cambios de dirección y un universo cinematográfico que nunca terminó de cuajar, Superman (2025) llega como la primera gran piedra fundacional del nuevo DCU bajo la dirección de James Gunn. Y aunque no es perfecta, sí es una cinta que respira identidad, pasión y muchas ganas de hacer las cosas bien. Esta no es solo otra historia de Superman: es una carta de amor al personaje, a los cómics, y a lo que significa ser un héroe en un mundo que ya no cree tanto en ellos.

Un nuevo Clark Kent para una nueva era
David Corenswet tenía un reto monumental: ponerse la capa roja después de Henry Cavill y convencer tanto a fans como a nuevos espectadores. Y lo logra. Su versión de Clark Kent es noble, esperanzadora, carismática y con un toque de vulnerabilidad que le sienta increíble al personaje. No es un dios entre humanos, es alguien que se esfuerza por hacer lo correcto aunque el mundo no siempre se lo agradezca.

A su lado, Rachel Brosnahan brilla como una Lois Lane moderna, aguda y con una química instantánea con Corenswet. Las escenas entre ambos son magnéticas y se sienten como sacadas directamente de las páginas de un cómic clásico. Ya sea discutiendo en la redacción del Daily Planet o enfrentando el peligro juntos, hay una complicidad y calidez que se siente auténtica.

El toque Gunn: luces, sombras y risas
James Gunn imprime su sello en cada escena. Desde los diálogos veloces hasta esos momentos de humor impredecible que, aunque a veces se sienten un poco fuera de lugar para el tono habitual de Superman, funcionan la mayoría del tiempo. Es cierto que por momentos el ritmo se vuelve algo irregular: pasamos de una gran secuencia de acción a una broma sarcástica, luego a un diálogo profundo sobre la moralidad, y vuelta a la comedia. No siempre cuaja, pero se nota que hay intención detrás, y eso se agradece.
A nivel visual, la película es un festín. Tiene una estética que recuerda a las películas animadas de DC —especialmente las de Bruce Timm— pero con la escala y espectacularidad del cine moderno. Todo se siente vibrante, colorido y muy comiquero, como si las viñetas cobraran vida. Y eso, en un mar de películas de superhéroes cada vez más genéricas, es un gran logro.

Krypto, el mejor amigo del superhombre
Sí, Krypto está en la película, y es todo lo que podrías esperar. Roba escenas, genera risas genuinas y tiene momentos heroicos que elevan el corazón. La inclusión del superperro no solo le da un toque entrañable al relato, sino que también representa ese equilibrio entre lo épico y lo emocional que Gunn intenta alcanzar constantemente.

Un elenco cargado (a veces demasiado)
La labor de casting es otro acierto. Nicholas Hoult encarna a Lex Luthor con una intensidad aterradora y un intelecto afilado. Es un villano formidable, frío pero carismático, capaz de manipular, planear y sembrar el caos sin necesidad de levantar la voz. Es uno de los puntos más fuertes del filme y plantea una amenaza que va más allá de los puñetazos.

El reparto lo complementan actores como Isabela Merced como Hawkgirl, Edi Gathegi como Mister Terrific, Nathan Fillion como un hilarante y muy peculiar Guy Gardner, y Anthony Carrigan como un encantador Metamorpho. El problema es que, aunque todos están bien en sus roles, no todos tienen espacio para brillar. Hay tantas figuras sobre la mesa que algunos apenas rozan la superficie, y eso le quita fuerza a lo que podrían haber sido momentos memorables.

Una historia que planta semillas (pero no todas germinan)
La trama funciona como introducción al nuevo universo de DC, y aunque plantea buenas ideas y un tono optimista que se agradece, a veces parece más interesada en sentar bases que en contar una historia redonda. Hay escenas excelentes —sobre todo las que exploran el dilema interno de Clark entre su herencia kryptoniana y su humanidad— pero también momentos que se sienten atropellados o que cambian de tono de forma abrupta.

Dicho eso, Superman (2025) consigue algo importantísimo: volver a emocionarnos con el personaje. Nos recuerda por qué Superman importa, y lo hace con cariño, con respeto, y con una visión clara de lo que puede venir después.

En conclusión, Superman es una película valiente, ambiciosa y muy entretenida. Tiene alma de cómic, corazón cinematográfico y un futuro prometedor por delante. No es perfecta, pero si este es el inicio del nuevo DCU, estamos ante una base sólida que, por primera vez en años, da motivos para ilusionarse.
